jueves, 24 de noviembre de 2011

Se está quedando sin crédito



Edinson Cavani fue la gran figura. Marcó los dos del Napoli.
El triunfo del Napoli sobre el Manchester City por 2-1 en la quinta fecha de la fase de grupos de la Champions League es uno de los resultados más resonantes de la jornada. Dejó a los italianos al borde de la clasificación, mientras que los ingleses ya no dependen de si mismos para lograr el pase a octavos y en la última jornada deberán vencer al Bayern Munich, que ya está clasificado y esperar un traspié de los napolitanos, que visitarán al Villarreal, que ya no tiene chances de nada.

Con lo acontecido Estadio San Paolo quedó demostrado que el poder que el poderío económico no siempre es garantía de triunfo. El City no pareció en ningún momento ese equipo que es líder indiscutido de la Premier League, uno de los mejores equipos del mundo en cuanto a plantel y posiblemente de los más poderosos económicamente.

De todos los partidos que ha disputado en esta nueva temporada,  nunca llegó a ser tan superado como lo fue  ante el Napoli. Lidera muy cómodo la liga local, marcha invicto, el sábado se sacó de encima con facilidad al Newcastle, la gran revelación de esta temporada, y a pesar del tiempo que falta para la finalización del torneo, parece encaminado al título.

Los jugadores napolitanos festejan. Joleon Lescott sufre.
Pero el plano internacional parece una piedra en el zapato. En la última temporada en la Europa League quedó eliminado en cuartos de final con un equipo que pintaba para ser campeón, pero en su camino se cruzó el Dynamo de Kiev, que apagó la esperanza. Se tuvo que conformar con la FA Cup que lograría  unos meses después.Y este año a pesar de que logró entrar a la más importante competencia de clubes, su destino parece sellado.

La eliminación sería un fracaso para los Ciudadanos, porque esta temporada las exigencias son mayores, y la gente espera que este equipo, demuestre en la cancha  su poderío económico y consiga resultados deportivos. Entró en una tierra de milagros y ya no depende de si mismo. Ni de sus millones.

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